Por Isidro García
LA IMPUNIDAD DE PEÑOLES
No por nada pero miles de torreonenses y laguneros en general son de la opinión de que primero se reubica el municipio de Torreón que el complejo industrial Met-Mex Peñoles, la principal empresa envenenadora de la ciudad.
Esa ha sido la opinión de miles de personas cuando se han conocido los miles de casos de envenenamiento por plomo o cuando han ocurrido graves accidentes que han puesto en riesgo a miles de personas que viven en colonias aledañas a la empresa y a otras tantas que no viven tan cerca.
Pese a los eventos que realiza para “lavarse la cara” o, dicho de otra manera, para tratar de mejorar su imagen, o para ganarse premios comprados como “Empresa Socialmente Responsable”, Peñoles no pierde su lugar como la principal empresa envenenadora de la ciudad ni tampoco como una de las más riesgosas no sólo de la región sino del norte del país.
Valga lo anterior para señalar que pese a que el dos de marzo de este año tuvo una peligrosa fuga de trióxido de azufre y bióxido de azufre, es decir, hace medio año, es tiempo en que la empresa sigue trabajando con toda impunidad como lo hizo luego de que se conocieran los altos niveles de plomo en sangre entre la población de colonias aledañas, por cierto, motivo por el cual nadie fue a la cárcel ni se impusieron sanciones ejemplares.
Así las cosas, pese a que hace medio año ocurrió la peligrosa fuga de ácidos en el complejo industrial Met-Mex Peñoles de Torreón que provocó pánico entre miles de habitantes del municipio, no hay ningún dictamen ni sanción alguna.
El que a seis meses de ocurrida la fuga de ácidos no haya ningún dictamen ni sanción económica robustece la opinión de los torreonenses y laguneros en el sentido de que primero se reubica el municipio de Torreón que el complejo industrial Met-Mex Peñoles o de que a Peñoles le hace lo que el viento a Juárez.
La empresa, con su gran poderío económico, y sus beneficiarios, siempre salen a la defensa con el argumento de que genera empleos y derrama económica pero lo que no dicen que esto es a costa de la salud de miles de personas.
Ahora bien, a los defensores habría que decirles que la empresa que contribuyó a la enorme fortuna de Alberto Baillères González (1931-2022), quien nunca puso un pie en la planta envenenadora de Torreón, ha lanzado a la atmósfera peligrosos contaminantes y ha provocado situaciones de riesgo para la población.
En fin, la semana pasada la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) informó que “actualmente el procedimiento administrativo se encuentra en desahogo de pruebas y alegatos para posteriormente emitirse la resolución administrativa correspondiente y si es el caso la imposición o no de multa.
¿Cómo la ve?
NO MOLESTAN A LA EMPRESA
Los hechos indican que a Peñoles no la molestan ni con una hoja o un dictamen en su contra o una multa millonaria por poner en riesgo a la población como ocurrió el pasado dos de marzo.
Sin ser expertos, miles de personas se dieron cuenta de la peligrosa fuga de trióxido de azufre y bióxido de azufre, mientras que los expertos de la Profepa no molestan a Peñoles.
¿O los de la Profepa no se atreven a dictaminar en contra de Peñoles o Peñoles, con todos sus expertos, asesores y abogados busca que no se les dictamine en contra y no se le aplique sanciones económicas?
¿O los de Profepa están viendo cómo “maquillan” las cifras o Peñoles trata de “maquillar” las cifras sobre la cantidad (masa) de trióxido de azufre y bióxido de azufre que emitió a la atmósfera a través de la fuga?
Lo cierto es que Peñoles ocultó que en varias zonas aledañas sus habitantes recordaron el “huele a la Meta” en clara referencia a los olores que provocaron los ácidos.
Lo cierto también es que lo que ocultó Peñoles es que envió cuadrillas de trabajadores a algunas zonas colindantes para recomendarles que “cerraran todo”, puertas y ventanas, para evitar que los ácidos ingresaran a sus hogares.
Por la manera como han ido las cosas, no sería nada raro que el dictamen sea favorable a Peñoles y que no le sancione económicamente.
Es más, se corre el riesgo de que se le tenga que ofrecer una amplia disculpa o hasta publicar un agradecimiento a la empresa Peñoles por emitir a la atmósfera “ácidos vitamínicos”.
Nos leemos mañana, Dios mediante.
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