Víctor Barrón / Reporte Laguna
Torreón, Coahuila.- De acuerdo con la activista y defensora Olimpia Coral Melo, en el estado de Coahuila operan al menos 130 mercados de explotación sexual digital en el estado de Coahuila, situación que ha generado preocupación al tratarse de plataformas que difunden, comparten y almacenan contenido íntimo de mujeres sin su consentimiento.
«Los mercados de explotación digital son espacios privados, mensajerías instantáneas, Telegrams, mensajerías privadas o públicas, lo que mal llamamos páginas porno, páginas de deepfake; en donde se comparten, se distribuyen, se almacenan, se difunden contenidos íntimos sexuales de mujeres que no conocen», manifestó la impulsora de Ley Olimpia durante su visita de este jueves a la ciudad de Torreón, donde dictó una conferencia sobre esta y otras formas de violencia digital contra la población femenina.
En el evento organizado por el Instituto Municipal de la Mujer, con sede en el Centro de Convenciones de Torreón, Olimpia Coral manifestó que la cultura machista arraigada en regiones como es el norte de México, representa un factor que de revictimización y prejuicio contra las afectadas.
«Esas mujeres no se acercan a las instituciones, no se acercan a denunciar porque hay un fenómeno importante en el norte del país, el fenómeno es el tabú de las familias».
«Está importando más el hecho de que no se enteren mis papás, de que no se entere mi familia, de no ser juzgado socialmente», expresó.
Y en los casos de violencia sexual digital en los que sí se presentan denuncias y se da inicio a un proceso jurídico, Olimpia Coral señaló que en un importante número de investigaciones no se llega a una vinculación a proceso debido a que, por una parte no se está juzgando con perspectiva de género y además, las plataformas y empresas digitales no han asumido la parte que les corresponde al no proporcionar las pruebas de las publicaciones y datos de interacción con los materiales que vulneran a las mujeres.
Finalmente, Olimpia Coral también se refirió a la operación de un sistema de algoritmos que, lejos de ser una herramienta que abone a la lucha contra esta problemática, les permite a las plataformas el promover y lucrar mediante la violencia digital, dañando la dignidad, la seguridad y la intimidad sexual de las mujeres.