A mis amigos muertos

En memoria de todos mis amigos que han muerto en esta terrible y larga pandemia convertida en una monstruosa pesadilla

Por: Isidro García

“Vivimos tiempos difíciles”… me dijeron a propósito de una muerte tras otra de mis amigos.

¡¿Difíciles?! ¡Estos tiempos han sido cabrones, muy cabrones!

Mis amigos se han marchado en medio de esta terrible y larga pandemia por el coronavirus convertida en una monstruosa pesadilla.

Cuánto dolor he sentido en esta pandemia de nuestros tiempos de los años 2020-2021.

Mi corazón ha recibido golpe tras golpe. A muerto un amigo, dos, tres, cinco, diez, quince y mejor ya ni quiero hacer la cuenta porque cada vez que la hago el corazón literalmente se me rompe. Y sí, el corazón se rompe.

Busco de todas formas encontrar un poco de consuelo luego de llorarle a mis amigos, luego de reírme recordándolos, luego de agradecerles, luego de “platicar” con ellos.

Con el corazón roto, echó a volar mis pensamientos y expresó interiormente mi agradecimiento a cada uno de mis amigos muertos que he perdido en esta calamitosa pandemia por el placer de haberlos conocido.

Amigos que he querido como si fueran hermanos de sangre porque una y otra vez se ocuparon y preocuparon por sus amigos, por sus carnales, por sus “brothers”.

Amigos cuya muerte me ha dolido tanto porque fueron de alma grande con el sentido de la amistad en lo más alto.

Amigos con una gran nobleza que daba fortaleza en los momentos difíciles o en los pasajes con nubarrones en la vida.

Me ha dado por llorar porque mis amigos compartían enseñanzas, consejos, ocupaciones y preocupaciones.

Me ha dado por llorar porque mis amigos estuvieron ahí dando un empujón para salir adelante.

Me ha dado por llorar porque mis amigos me tendieron la mano en los momentos de necesidad.

Me ha dado por llorar porque mis amigos fueron mis confidentes en muchos momentos que sólo entre nosotros entendíamos.

¡Ay cabrón, cómo duele!

Me ha dado por llorar por las enormes muestras de solidaridad en los momentos en que se necesitaban.

Me ha dado por llorar por la increíble y enorme generosidad que me asombró una y otra vez.

Me ha dado por llorar porque ahí estuvieron las manos y los hombros en los momentos de solidaridad o de consuelo.

Me ha dado por llorar por estos maravillosos amigos que se han marchado sin la oportunidad de una despedida.

¡Ay cabrón, cómo duele!

Hoy he llorado a mis amigos muertos como muchos otros amigos les han llorado.

¡Ay cabrones, cómo se les extraña!

Me quedo con los buenos momentos, con los encuentros y desencuentros, con las bromas, con lo bueno de los hombres, con las risas y el disfrute de la vida.

Hoy sigo llorando y extrañando a esos amigos que se han marchado en un viaje sin retorno, con los que ya no departiré, con los que ya no podré preguntarles cómo están ni cómo están sus familias, con los que ya no podré reunirme.

La pandemia me ha arrancado a tanto amigo con los que ya no podré departir alegremente, echar tragos ni escuchar la música, los solistas, los duetos, los tríos, los mariachis, la música que nos unió en la vida.

Mis lágrimas siguen rodando al recordar tantos momentos que viví con mis amigos ahora muertos.

En el fondo de mi corazón roto siento tranquilidad porque nada nos quedamos a deber, porque éramos amigos del alma, porque éramos carnales, porque éramos “brothers”.

Gracia vida, gracias por haberme regalado a tantos y tan chingones amigos.

Abril 25, 2021

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2 comentarios sobre «A mis amigos muertos»

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