Harold Preciado, santos y la hipocresía de la culpa.

Por Benjamin Ayala Velazquez

Comunidad Terapeútica “Vita Nova”

Torreón, Coahuila.- Soy aficionado de toda de la vida de Santos Laguna, he conocido a muchos jugadores del equipo en muchas épocas y con muchos bebí en mi etapa de bebedor.

El alcohol es una droga legal.

Sé de jugadores de todo el mundo y de todos los equipos, que su vida es un festín repartido entre el espectáculo y el deporte.

Afortunadamente, muchos no han tenido la desgracia de ser filmados como lo fue Harold Preciado. Otros como Maradona fueron objeto de persecución permanente por parte de los Directivos de FIFA, y además Maradona jamás tuvo el valor personal de confrontar su enfermedad y aceptarse como tal, para intentar recuperar su vida. punto y aparte.

¿Quién está libre de culpa para tirar la 1era piedra?

¿Harold Preciado es acaso un megahombre que no tiene posibilidades de caer, como todos?

Si se drogó como aparentemente se ha ventilado en los medios, lo que menos necesita es el escarnio público que con saña se ha dirigido contra su persona.

En todo caso Harold es un producto más de la Culturización y uso común de la cocaína y de las drogas en México desde la puesta en escena de la película Scarface donde el antihéroe protagonizado por Al Pacino logra su ascenso social con base en el poder que le otorga la droga: poder económico, fama, éxito y amistades poderosas.

Un futbolista es un ser humano que tiene derecho a equivocarse y a fallar. Y a volver a fallar.

Y también tiene derecho a reivindicarse.

Y a renacer nuevamente.

Y a intentar rehacerse a pesar del prejuicio y de la culpa de una sociedad hipócrita que ya ha dado su veredicto.

La naturaleza exacta de su enfermedad solo él la conoce y lo que más necesita en estos momentos, es que se tienda un puente de comprensión de los jugadores de Santos, de su Directiva y de todos los seguidores de Santos.

Harold, obvio no podrá contar con los fariseos de ayer, de hoy y de siempre, que siguen rasgándose las vestiduras y mesándose los cabellos, que lo han juzgado ya, sin atisbar siquiera que el Demonio de la droga, muy probablemente también, se enseñoreé ya en su casa con algún miembro desafortunado de su familia.

Todos podemos equivocarnos, más no todos podemos juzgar, ni lanzar la piedra, porque ésta probablemente se convierta en un boomerang que nos recuerde que el enemigo ya está dentro de casa.

Harold ha creado su circunstancia a la manera de Ortega y Gasset y tendrá que responder ante la consecuencia de sus actos, eso es inevitable.

Sin embargo, el estereotipo del deportista profesional es un producto de la industria lucrativa del deporte que crea ídolos de barro y que, de igual manera, destruye carreras y prestigios a su antojo.

Julio César Chávez es un paradigmático personaje al que se le ha perdonado todo.

¿No es el Perdón, o más bien, no pudiera ser éste, el principio de la reconciliación con las personas adictas y al mismo tiempo, la base segura para una pronta recuperación?

No eres el primero, ni serás el único.

La recuperación se forja en el yunke de dolorosas experiencias, sólo hay dolor en la verdad, diría George MIchael.

Sólo tú puedes hacerlo, pero tú no puedes hacerlo solo.

¡Harold Preciado no estás solo!

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5 comentarios sobre «Harold Preciado, santos y la hipocresía de la culpa.»

  1. Es que no estás analizando la situación,entiende que no está permitido utilizar drogas para mejorar el rendimiento y recuperación,que otros deportistas las hayan utilizado no exime a Harold. Así que….

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