Por Isidro García
LO QUE OCULTÓ PEÑOLES SOBRE LA FUGA DE ÁCIDOS
La principal empresa envenenadora de Torreón, Peñoles, ocultó cosas muy importantes sobe la fuga de ácidos con verdades a medias y mentiras completas.
Así como sistemáticamente ocultó durante décadas el envenenamiento por plomo en la sangre de los habitantes de los barrios colindantes con la empresa, la empresa metalúrgica ocultó información sobre la fuga de ácidos ocurrida el miércoles en la mañana.
Porque al paralizar sus actividades y al cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) pierden cientos de miles de dólares, Peñoles reaccionó como debería en su papel pero en contra de la población con una tomadura de pelo al tratar de minimizar el peligroso accidente.
En sus dos primeros comunicados, la empresa minimizó la fuga al informar que se presentó una falla en un ducto de la planta de ácido que provocó una emisión de trióxido de azufre, que se aplicaron los protocolos de seguridad y que se procedió a parar las operaciones de la planta.
Peñoles habló de una emisión que, aseguró, había sido controlada y afirmó que no se habían provocado afectaciones mayores para sus vecinos y colaboradores.
La empresa dijo lamentar las molestias causadas a sus vecinos por el incidente y para que la gente no dijera (apunte propio) reiteraron su “compromiso para evitar que se vuelva a repetir”. La misma cantaleta de siempre.
Luego insistió en su postura de intentar minimizar “la emisión de trióxido de azufre” y volvió a decir que la fuga “en el complejo industrial de Met Mex en esta ciudad fue controlada totalmente sin generar daños a la salud humana, luego de seguir los protocolos de seguridad y realizar el paro total de las operaciones de la planta de ácido sulfúrico”.
Para que no hubiera duda de minimizar lo ocurrido, Peñoles reportó que “tras realizar los preparativos para reparar una fuga menor de un ducto de la planta de ácido sulfúrico, esta mañana ocurrió una emisión visible de gas que formó una columna que ascendió de manera vertical sin afectar a los residentes de las colonias vecinas al complejo metalúrgico y sin dañar al personal que realizaba las maniobras”.
Para rematar, dio a conocer que “ni los residentes vecinos, ni el personal tuvieron exposición alguna de riesgo al gas ni afectación por éste”.
La empresa ofreció “disculpas a sus vecinos por las alteraciones a su vida cotidiana que haya representado la emisión de gas y refrenda su compromiso para mantener operaciones seguras y eficientes en todos sus procesos”.
Lo que ocultó Peñoles fue lo peligroso del accidente en una franca tomadura de pelo para sus vecinos, para los habitantes del municipio y para las autoridades.
Lo que ocultó es que no se trató de una simple emisión de trióxido de azufre como lo informó inicialmente.
Lo que ocultó es que sí hubo molestias para los habitantes de colonias aledañas al complejo metalúrgico.
Dice la empresa que “la emisión visible de gas formó una columna que ascendió de manera vertical”. La pregunta es qué hubiera pasado con los trabajadores y los vecinos de la zona si los ácidos no hubieran subido.
Lo que ocultó Peñoles es que en varias zonas aledañas sus habitantes recordaron el “huele a la Meta” en clara referencia a los olores que provocaron los ácidos.
Lo que ocultó Peñoles es que envió cuadrillas de trabajadores a algunas zonas colindantes para recomendarles que “cerraran todo”, puertas y ventanas, para evitar que los ácidos ingresaran a sus hogares.
Lo que ocultó Peñoles es que esos mismos trabajadores les recomendaron a sus vecinos que no salieran a la calle.
Lo que en un principio ocultó Peñoles es que la fuga se incrementó al realizar los trabajos de reparación de una fuga en un ducto de la planta de ácido sulfúrico.
Lo que en un principio ocultó Peñoles es que se liberaron gases de trióxido y bióxido de azufre y que la fuga de ácidos se incrementó por haber aplicado procedimientos obsoletos.
FUGA SE INCREMENTÓ POR PROCEDIMIENTOS OBSOLETOS
Porque la fuga de ácidos provocó alarma y temor no sólo entre los vecinos de Peñoles sino entre miles de habitantes de Torreón y porque la fuga fue ampliamente divulgada en redes sociales, la empresa ha aceptado su mea culpa.
Aunque insistió que todo se derivó de la identificación de “una pequeña fuga” en un ducto de la planta de ácido sulfúrico, la empresa que dirige Fernando Alanís Ortega reconoció que las fugas de ácidos se incrementaron por procedimientos obsoletos.
Peñoles dijo que al identificar lo que no ha dejado de llamar “una pequeña fuga”, se procedió a realizar los trabajos de reparación para eliminarla y durante el proceso de soldadura, la fuga se incrementó ocasionando la liberación de gases de trióxido y bióxido de azufre.
Luego reconoció que “el procedimiento utilizado para la reparación del ducto es el que hemos utilizado durante toda la vida de la operación”.
Es aquí donde la empresa metalúrgica cuando menos está reconociendo que utilizó un procedimiento de “toda la vida” y por ende obsoleto.
Con ello, Peñoles aceptó negligencia en sus actividades al anunciar que “tomamos la decisión de modificar nuestros procedimientos a partir de ahora, para que este tipo de reparaciones se lleve a cabo con el equipo y/o proceso fuera de operación y, de esta forma, asegurar que un evento como el que lamentablemente vivimos ayer (miércoles) no vuelva a presentarse”.
Queda claro que la fuga de ácidos se incrementó porque intentaron hacer las reparaciones sin parar la planta y lo hicieron simple y sencillamente porque si hubieran parado la planta y ello significaba perder cientos de miles de dólares.
Desde mi punto de vista, la empresa volvió a anteponer sus poderosos intereses económicos a la salud e integridad física de sus vecinos y de los habitantes de Municipio.
El hecho de que Peñoles diga que modificarán los procedimientos para que ahora las reparaciones se lleven a cabo con el equipo y/o proceso fuera de operación, es una tácita aceptación de que estaban aplicando procedimientos obsoletos.
LA EMPRESA DEBE SER MULTADA Y BIEN MULTADA
Porque se trató de una grave fuga de ácidos que puso en peligro la salud y la integridad física de los trabajadores y de los vecinos de la zona, Peñoles debe ser multado y bien multado ya que el asunto no puede ni debe quedar en un susto para miles de personas.
La multa, la buena multa para la empresa, es porque se trató de un riesgo mayúsculo y no de una simple pequeña fuga que puso en peligro a las personas.
Las multas bien ganadas por la empresa son por el antes y el durante de las fugas de ácido del miércoles.
Para haber realizado las reparaciones de la fuga, la empresa debió haber paralizado la planta pero no lo hizo por no perder cientos de miles de dólares.
Lo que también deben revisar las autoridades es la actuación de la empresa tanto al interior de la planta como con los vecinos, es decir, si fue suficiente sus labores de reacción para atender la contingencia.
Las autoridades (la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) realizará hoy una inspección a las instalaciones de la empresa) deberán no sólo revisar la planta sino sus protocolos y determinar qué falló.
Ojalá que las autoridades multen y multen bien a Peñoles, la empresa que ha privilegiado sus millonarias ganancias sobre la salud de la población a la que ha envenenado durante muchos años.
Nos leemos el lunes, Dios mediante.
reportelaguna2019@gmail.com